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martes, 14 de octubre de 2014

Resiliencia - Sobreponerse a los problemas. La gestión de las emociones

Lo que mirábamos como un problema hoy es un desafío, lo que considerábamos algo imposible ahora es un reto en el que pondremos esfuerzo y pasión, lo que no tenía solución en este instante abre paso a infinitas alternativas, todas tan reales como formas de ver la realidad.


frustración. resilienciaMuy a menudo nos enfrentamos ante problemas que ponen a prueba nuestra capacidad para gestionar las emociones. A veces, estas adversidades nos superan y nos sumergimos ante una visión negativa de la vida, en la que parece que nadamos a contracorriente todo el tiempo, los días se repiten y la posibilidad de cambio brilla por su ausencia. Atravesar una crisis de pareja, una situación de desempleo continuado, la muerte de un ser querido, diversas enfermedades, frustraciones, traumas y problemas originados en la propia autoestima, crisis existenciales, malas situaciones económicas, así como un largo etcétera, ponen a prueba nuestra grado de "resiliencia", nuestra capacidad para afrontar todos estos obstáculos desde una perspectiva positiva y constructiva.
En antiguas entradas de La Impresión, relacionadas con la autoayuda, mencionábamos algunas claves para reflexionar sobre las crisis de pareja y sobre aquellas técnicas para superar la ansiedad generalizada y la depresión. De igual manera hacíamos alusión a la meditación y técnicas de mindfulness, que son también muy beneficiosas para aprender a gestionar nuestras emociones y aprender a influir de modo positivo en nuestro pensamiento.

El poder del lenguaje sobre nuestro estado de ánimo. Aumentar nuestro grado de resiliencia


¿Hasta qué punto la manera en la que nos hablamos a nosotros mismos influye en nuestro de estado de ánimo?
Es una pregunta crucial para comenzar a entender el funcionamiento de nuestros pensamientos. El mundo que conocemos está configurado por el lenguaje y nuestra forma de usarlo, de tal modo que nuestra perspectiva de ver las cosas es una realidad que existe gracias a la palabra. Pongamos un ejemplo sobre la utilización del lenguaje en una situación en la que acabamos de ser despedidos de un trabajo:

1) Despedido y en la calle, no sé qué voy a hacer ahora con este problema. Quizás es que no valgo para este puesto, igual tampoco valdré para los demás. Encima tendré que agachar la cabeza ante los demás por este fracaso. Ya me lo esperaba, nunca me sale nada bien. Es decepcionante ver en lo que me he convertido, tenían razón aquellos que me decían que jamás llegaría a nada.

2) Quizás sea una buena oportunidad para cambiar de aires y alcanzar nuevas metas. Confío en mis capacidades y tengo la absoluta certeza que terminaré por encontrar algún trabajo, aportando mucho esfuerzo por supuesto, pero lo encontraré. Ya me he demostrado a mí mismo en muchas ocasiones lo que valgo y esto será un desafío que afrontaré con ganas, y con la motivación de contar con una experiencia que me ayudará a subirme a esas oportunidades que tarde o temprano siempre pasarán, basta tener los ojos bien abiertos.

buenas y malas ideas
Las personas con un grado de resiliencia muy bajo, o aquellas que han pasado por depresiones que no superaron, tienden hacia un pensamiento muy negativo como refleja la primera respuesta a la situación planteada. Palabras y frases como "problema", "no valer para nada", "fracaso", "nunca me sale nada bien", "decepción" o "jamás llegaré a nada", están configurando la realidad en la que se desenvuelve su situación. Nos ahogan, por tanto, en una realidad que no plantea alternativas, carente de espíritu y que nos mete de lleno en una espiral infinita de negatividad en la que todo se acentúa para ir a peor. Sin embargo, en la segunda respuesta hallamos palabras y frases como "desafío", "alcanzar nuevas metas", "confiar en mí mismo", "esfuerzo", "valgo para ello", "afrontar con ganas", "motivación" y "oportunidades". La forma en la que nos estamos hablando en esta segunda ocasión refleja un comportamiento más positivo ante la misma realidad, el cual repercute en el estado de ánimo y nos ayuda a abrirnos para buscar soluciones y alternativas en vez de quedarnos lamentándonos ante el problema.
Haga un esfuerzo por hablarse de forma positiva a sí mismo. No existen los problemas, sino los desafíos, tampoco existe lo imposible, sino diferentes realidades con las que ver un reto que superaremos, y, por supuesto, no existe ninguna fuerza que nos haga decidir por nosotros. En esto último, siempre tenemos la capacidad para tomar decisiones, sean las que sean, que nos hagan encontrar los cambios que deseamos. Toma el control sobre tu vida, decide, experimenta y nunca tengas miedo al cambio - diga lo que diga esa vocecilla negativa a la que callaremos cada vez con más determinación.

Gestionar nuestras emociones


hombre feliz, gestión de las emociones
En la mayoría de ocasiones, ante una situación adversa, solemos centrarnos en nuestros sentimientos, en las cosas que nos han perjudicado, en las personas que nos han hecho, o hemos hecho, daño, en lo mal que lo pasamos, en las palabras tan desafortunadas que nos dijeron, etc. No obstante, ahora trataremos de distanciarnos de nosotros mismos, de contemplar lo que nos sucede como si fuésemos otra persona que observa la escena, analizando la situación en tercera persona. Es probable que muchos de los elementos que aparezcan los hayamos pasado por alto antes y sean muy relevantes para entender qué sucede y qué podemos hacer al respecto. Supongamos que hemos tenido una discusión con un familiar o un amigo/a, no nos ha gustado nada de lo que ha dicho y nos ha dolido su comportamiento hacia nosotros. Veamos primero la manera de pensar más usual:

1) No entiendo como Julio ha podido decirme que le estoy agobiando con mis preguntas. Encima que trato de ayudarle. Me ha molestado que se haya marchado sin saludarme siquiera. Que no quiere saber nada de mí dice... pues ya se puede buscar a otro porque estoy harto de él. Desagradecido. Espero no volver a encontrármelo. 

Ahora imaginemos que nos abstraemos de nuestra perspectiva y vemos la realidad desde un punto de vista más lejano:

2) Lo está pasando mal Julio. No ha tenido una reacción buena pero también hay que entender que sus problemas familiares están superándole. Quizás insistí demasiado y él, que con su situación está muy irascible, actúo de malas maneras. Mañana lo llamaré y más tranquilos hablaremos.

Esta manera de pensar, con empatía, desvía la presión hacia nuestra persona y tiene en cuenta muchos puntos de vista, de los cuales podemos hacernos una imagen mucho más precisa sobre qué nos está pasando, cómo actuar y cuáles pueden ser las soluciones. En la medida de lo posible, buscaremos distanciarnos y hacer un esfuerzo por comprender la situación y el origen de ella, en lugar de centrarnos sólo en las personas que han formado parte del enfrentamiento.
En otras muchas ocasiones, será un esfuerzo de comprensión hacia nosotros mismos, de la situación que nos ha llevado a actuar de una determinada manera. De esta forma, podremos entender qué ha dado origen a comportarnos así y las soluciones que tenemos que darnos, siempre desde el plano constructivo.


hombre feliz, resiliencia
El lenguaje y la forma de visualizar nuestra realidad es muy variable según nuestro estado de ánimo. En la vida vamos a encontrar piedras que obstaculizarán nuestro camino, que serán pruebas y retos que nos ayudarán a crecer cada vez más, consolidar nuestro optimismo y conocer hasta qué punto podemos llegar a ser felices. En este sentido, la felicidad es un estado de ánimo, un modo de entender la realidad, el cómo afrontamos lo que nos sucede. Estamos decidiendo constantemente, por lo que posicionarnos desde muy diversos ángulos para contemplar una misma situación puede darnos, además de soluciones, una tranquilidad y felicidad tangible.

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