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viernes, 10 de octubre de 2014

La Obsolescencia Programada - Aparatos que dejan de funcionar premeditadamente. Publicidad y moda

Más de 100 años lleva encendida una bombilla en Livermore (California, Estados Unidos), más de 800.000 incansables horas. ¿Qué está ocurriendo?

La obsolescencia programada es un término que hace alusión al fin planificado de un producto, como puede ser una impresora o un microondas, o de un servicio, como las diferentes modas publicitarias en todos los campos de consumo.

Obsolescencia programada en productos


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El papel primordial del consumo, para un modelo capitalista como el actual, tiene unas consecuencias que repercuten en la compra-venta de absolutamente todos los productos. Basar la economía en el movimiento de estas transacciones da lugar a tener que ofrecer productos que estén programados para morir, ya que de lo contrario las empresas productoras quebrarían por falta de demanda. No obstante, en las últimas décadas se ha reducido notablemente la vida útil de aparatos tecnológicos, siendo la telefonía móvil el sector más afectado y donde se empieza a cuestionar la ética de venta de algunas compañías. Otro ejemplo atañe a diversas marcas de impresoras, las cuales llevan incorporadas un contador interno que al realizar determinadas copias dejará de funcionar. Las bombillas, por otro lado, sólo pueden fabricarse con un máximo de horas con la intención de volver a comprar, metiéndonos en ese círculo de comprar-tirar-comprar.
Lo más preocupante de la obsolescencia programada, o planeada, reside en las técnicas de vender de nuevo el producto antes de economizar su reparación. Es por esta razón que reparar un dispositivo electrónico, en cada vez más casos, resulta más caro que comprar uno nuevo. La transparencia de estas prácticas está tan en entredicho que diversas asociaciones sociales reclaman el fin de lo que consideran un fraude en toda regla. De hecho, en Francia ya se ha aprobado recientemente una ley en contra de la obsolescencia programada de muchos productos (1). En contrapartida, China realiza en los últimos años una venta de productos con obsolescencia programada a precios muy reducidos, en una campaña de consumo compulsivo desmesurada.
residuos obsolescenciaAumentar los puntos de reparación, o de mejoras en el producto, y reducir los de fabricación es una fórmula para no acabar con el equilibrio oferta-demanda. Entre los perjudicados, además de los ciudadanos afectados por situaciones de crisis e inestabilidad económica, se encuentra el siempre castigado medioambiente. Las toneladas de basura acumuladas denota la poca sostenibilidad del sistema consumista implantado, que favorece los factores productores del cambio climático. El lucro económico en detrimento del equilibrio ecológico deja al día 7.000.000.000 kilogramos de residuos, donde la mayoría de ellos no son biodegradables y contaminan el entorno (2). Por otra parte, la extracción de los recursos naturales necesarios para la fabricación de multitud de dispositivos pone en riesgo al propio modelo, por el agotamiento de los mismos. Cuando se trata de recursos naturales limitados existe una guerra de intereses muy pronunciada, salvaje y totalmente descontrolada, bien en sentido figurado, bien en sentido de guerra literal en muchos países.

Obsolescencia programada en servicios. La publicidad


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Hacer que el consumo sea un hábito de necesidad es el objetivo de todo plan publicitario. "Lo que teníamos hace medio año está anticuado, no tiene las prestaciones que necesitamos ahora y casi sería impensable no cambiarlo en breve por lo último que haya salido al mercado", con esta campaña nos impulsan a pensar que nuestro producto o servicio está obsoleto. El ejemplo más claro de este tipo de obsolescencia puede contemplarse desde el mundo de la moda, donde las prendas de ropa de nueva colección van marcando los tiempos de aquello que "ha dejado de llevarse". Servicios como nuevas ofertas de telefonía móvil que nos permiten tener más minutos de llamadas e internet, mejoras en la conexión wifi doméstica o tarjetas de fidelización con más ventajas son algunos ejemplos de marketing en aras de dejar el antiguo servicio obsoleto. 
El servicio que ofrece aquel móvil irrompible de hace 10 años no tiene las mismas prestaciones que los actuales. Inculcar la necesidad de tener GPS, conexión de datos y wifi, cámara, aplicaciones sociales, entre otros muchos, es otro tipo de obsolescencia donde el producto no ha fallado sino el servicio del mismo. El factor psicológico interviene, por ende, de una forma determinante en la compra de nuevos productos que estén acorde a la moda, donde no podamos ser excluidos de las últimas mejoras tecnológicas o de cualquier otro sector.



Documental muy completo, con numerosos galardones y nominaciones (3), sobre la Obsolescencia Programada realizado por RTVE, divulgado en La2:

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