Al nacer, nos desenvolvemos en un ambiente plagado de estereotipos creados que inconscientemente guardamos en nuestra memoria. Parece evidente, a simple vista, que el aprendizaje dentro de un determinado entorno nos hace asimilar estereotipos que en otro lugar nunca los hubiéramos adquirido. La familia, amigos, medios de comunicación y sociedad en general corrompen al niño desde sus primeros años. Sin embargo, ¿de dónde nacen los estereotipos? ¿hasta qué punto pueden ser naturales?
Los estereotipos son ideas aceptadas por una comunidad sobre el tipo de conducta que tienen diversos individuos con alguna característica similar. "Si una persona tiene rastas será antisistema, si se dedica a la informática será antisocial", son ejemplos de prejuicios que podemos tener ante algunos sujetos.
Aquí entra en juego el sentimiento de pertenencia al grupo. Tenemos, según Maslow, la necesidad fundamental de sentirnos incluidos dentro de una comunidad. Todo ello responde a la estrategia de cubrir otras necesidades como la alimentación y la seguridad, entre otras. Ubicarnos dentro de un grupo significa encontrar el respaldo de todos aquellos que también lo están, significa poder sobrevivir ante aquellos "agentes externos" que pueden matarnos. El miedo ha posibilitado que el ser humano haya podido evolucionar y siga existiendo. Es algo primario e irracional, todo aquello que pueda suponer un riesgo es estereotipado, quedando en términos dicotómicos: "aquello que puede matarme" y "aquello que puedo matar", supone un mecanismo de defensa fundamentado en el miedo y que nos proporciona seguridad. "La unión hace la fuerza" y es una máxima que podemos ver en el mundo animal como las poblaciones gregarias, familiares, estatales o coloniales.
En nuestra evolución, los estereotipos han ido guardando cada vez más complejidad, proporcional a nuestro creciente nivel cognitivo, hasta el punto de perderse su verdadera función y convertirse en un arma social generadora de odios. Es muy usual estar de acuerdo con las convicciones del grupo al que pertenecemos y en total desacuerdo con todas las demás. Quizás nos suene más si mentamos a las religiones y sus verdades absolutas. Aún en nuestros tiempos existen movimientos que siguen incitando a la colonización de aquellas poblaciones que no piensan de las misma forma. Una prueba demostrable sería la de salir a la calle, cuente cuantos grupos de personas caminan y visten parecido. Irracionalmente estamos adoptando las concepciones del grupo y su estilo de vida.
El hecho de que cada día una persona se vista con unos vaqueros, una camisa y unos zapatos determinados va más allá del simple "gusto", es un conjunto de adquisición de influencias. Somos un conjunto de influencias, de nuestros amigos, familia, escuela, sociedad... nunca sabríamos que una mesa es mesa si no nos hubieran enseñado que se compone de unas patas que hacen soporte y una estructura horizontal encima. Podemos crear a partir de estas influencias, pero no podemos obviar que fueron creadas a partir de lo que ya conocíamos.
Tan irracional es el sentimiento de pertenencia al grupo que incluso un reciente estudio de la Universidad de Yale y de California concluyeron que elegimos a nuestros amigos por una similitud en el ADN. La investigación demostró que nuestros amigos guardan más relación en el ADN que quienes no nos gustan, hasta llegar a un parentesco de primo en 4º grado.
Los estereotipos van tomando una forma negativa en la sociedad, que envuelve de prejuicios a individuos con determinadas características, naciendo el racismo, la xenofobia, el sexismo, etc.
La educación es la herramienta más potente para cambiar todos los estereotipos negativos. En este sentido, cabe preguntarse cuáles deberían ser los verdaderos objetivos de la escuela, más allá de la siempre mencionada formación.
Los estereotipos son ideas aceptadas por una comunidad sobre el tipo de conducta que tienen diversos individuos con alguna característica similar. "Si una persona tiene rastas será antisistema, si se dedica a la informática será antisocial", son ejemplos de prejuicios que podemos tener ante algunos sujetos.
No obstante, ¿nos estereotipan o nos estereotipamos?
Aquí entra en juego el sentimiento de pertenencia al grupo. Tenemos, según Maslow, la necesidad fundamental de sentirnos incluidos dentro de una comunidad. Todo ello responde a la estrategia de cubrir otras necesidades como la alimentación y la seguridad, entre otras. Ubicarnos dentro de un grupo significa encontrar el respaldo de todos aquellos que también lo están, significa poder sobrevivir ante aquellos "agentes externos" que pueden matarnos. El miedo ha posibilitado que el ser humano haya podido evolucionar y siga existiendo. Es algo primario e irracional, todo aquello que pueda suponer un riesgo es estereotipado, quedando en términos dicotómicos: "aquello que puede matarme" y "aquello que puedo matar", supone un mecanismo de defensa fundamentado en el miedo y que nos proporciona seguridad. "La unión hace la fuerza" y es una máxima que podemos ver en el mundo animal como las poblaciones gregarias, familiares, estatales o coloniales.
El hecho de que cada día una persona se vista con unos vaqueros, una camisa y unos zapatos determinados va más allá del simple "gusto", es un conjunto de adquisición de influencias. Somos un conjunto de influencias, de nuestros amigos, familia, escuela, sociedad... nunca sabríamos que una mesa es mesa si no nos hubieran enseñado que se compone de unas patas que hacen soporte y una estructura horizontal encima. Podemos crear a partir de estas influencias, pero no podemos obviar que fueron creadas a partir de lo que ya conocíamos.
Tan irracional es el sentimiento de pertenencia al grupo que incluso un reciente estudio de la Universidad de Yale y de California concluyeron que elegimos a nuestros amigos por una similitud en el ADN. La investigación demostró que nuestros amigos guardan más relación en el ADN que quienes no nos gustan, hasta llegar a un parentesco de primo en 4º grado.
Los estereotipos van tomando una forma negativa en la sociedad, que envuelve de prejuicios a individuos con determinadas características, naciendo el racismo, la xenofobia, el sexismo, etc.
La educación es la herramienta más potente para cambiar todos los estereotipos negativos. En este sentido, cabe preguntarse cuáles deberían ser los verdaderos objetivos de la escuela, más allá de la siempre mencionada formación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario