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domingo, 28 de septiembre de 2014

Dentro de una sociedad hipersexualizada - Libertinaje y crisis de valores


sociedad hipersexualizada, sexo
La comercialización desmesurada del sexo, desde todas las perspectivas posibles, es una realidad que repercute al ámbito social, donde los monetizados mensajes lanzados afectan a la conducta de una sociedad en riesgo de deformación mental.

La tendencia al crecimiento en el sector pornográfico es un valor al alza del que se nutren un gran elenco de negocios. El funcionamiento de esta industria en términos publicitarios es simplemente perfecta, dado que se crea la necesidad de sexo para generar una cantidad ingente de demanda, partiendo de la débil naturaleza humana. Se constituye, por tanto, un círculo muy férreo entre empresas y consumidores, dejando una cuantía de dinero incalculable y de rápido crecimiento año tras año.

El negocio del sexo, por medio del método de impacto y la transgresión, ha conseguido tener acceso a todo lo que nos rodea. Moviendo billones y billones de euros por año, hablar de sexo ha dejado de ser un tabú. No obstante, al perfecto marketing del sexo no le ha seguido, ni de lejos, el de la tan necesaria educación sexual. La industria pornográfica es la segunda, por detrás de los videojuegos, que genera más ingresos en todo el mundo.
Empresas de producción audiovisual, páginas web pornográficas, canales y programas de televisión dedicados al porno, industria hotelera, cines "xxx", diversos clubs de streaptease y variedades, empresas de sexo telefónico, empresas en emisiones interactivas por webcam, novelas eróticas, revistas, producciones independientes, mensajes de grandes compañías de comunicación, música que aprovecha el "tirón" sexual y lo agudiza, plataformas de intercambio de vídeos y fotos, locales de entretenimiento nocturno, sector textil y modas, videojuegos, anuncios que ensalzan el erotismo e intensifican y desvirtúan la imagen de la mujer... son algunos ejemplos de una larga lista que cada año se incrementa exponencialmente.

sociedad hipersexualizada, denigración mujer
Las consecuencias que deja la hipersexualización en la población son devastadoras. El trato denigrante a la mujer es un mal endémico que aumenta en una sociedad que se cree anacrónica a otras épocas con tratos sexuales vejatorios, experimentando en la última década un fuerte aumento de la prostitución y las violaciones producidas. La edad para mantener relaciones sexuales en el mundo se llega a situar entre los 13 y 14 años, aspecto que preocupa por la falta de información en los jóvenes. Internet refuerza estos hábitos con publicidad no controlada en páginas de videojuegos o destinadas a población juvenil.

El sexo, en la actualidad, está más cerca de la perversión que de su disfrute natural

A pesar de algunos mecanismos legislativos de distintos países, que intentan combatir la publicidad sexual sin mucho éxito, el sexo se ha convertido en un arma de doble filo. La depravación que gira en torno al sexo está llegando a cotas tan pronunciadas que afectan a la salud de la población en su manera de comportarse. Es, sin ningún tipo de duda, un mecanismo de manipulación conductual, puesto que los objetivos de la gran industria del sexo se han colado de lleno en el estilo de vida de la sociedad mundial. La adquisición de libertades, por parte de una persona, sin una educación que trate sus límites dentro del respeto a sí mismo y a los demás, crea un libertinaje incontrolado y enfermo que tiene al sexo como objetivo prioritario en el quehacer diario, incluso siendo lo más importante para su autoestima y consecuencia de sentirse realizado.

Viviendo en una sociedad instalada en cánones de belleza extremos, consolidados y desvirtuados, el acercarse a ellos por parte de la población se traduce a un esfuerzo enfermizo por alcanzar "aquello que quieren que sea". El mensaje es claro: el éxito depende más del físico que del intelecto, el inteligente es el que se hace millonario con su cuerpo y no el que trabaja investigando en un campo en el que "nadie presta atención". 

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La crisis de valores está en un punto álgido y amenaza con deformar aún más el estilo de vida social. La utilización desvirtuada del sexo sólo es un elemento más de una adquisición global de conductas negativas y poco saludables. La importancia del "saber ser" y conocerse a sí mismo de una forma crítica ante las influencias interesadas que tenemos en el día a día, deben estar presentes en la escuela y otros medios de enseñanza sociales. Ser adictos al sexo, tener poca autoestima por no establecerse dentro del canon de belleza impuesto, la bulimia y la anorexia, la vigorexia o dismorfia muscular, la obsesión sexual en detrimento de otras metas personales y constructivas, embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, tratos de denigración hacia la imagen de la mujer, entre otros, refuerzan la necesidad de una actuación en pro de la educación sexual, libre, sana y responsable.

En Japón, quizás un espejo de futuro, la situación llega a rozar lo irreal. La pornografía es tan placentera y satisfactoria que las tasas de natalidad han bajado de forma muy preocupante. El 80% de los productos eróticos se enfocan hacia el placer individual. El gobierno trata de lanzar campañas para revertir la situación. Les dejamos un documental emitido por La2 sobre esta situación y sus consecuencias:




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